No hacer nada o hacer muy poco. Ese era el plan, la estrategia para prepararse y enfrentar con optimismo un viaje largo, kilométrico, aparentemente interminable. Veintitantas horas son una eternidad que no puede ser maquillada por los asientos mullidos, el aire acondicionado, las comedias románticas y la comidita que las terramozas y terramozos sirven con actitud y destreza propias de un malabarista.
Donde el autor ve destrozados sus planes de descansar después de una larga travesía, por la inesperada presencia de más de una decena de santos y vírgenes en las calles cusqueñas. Y fue así, sin quererlo ni esperarlo, que se unió a la entrada del Corpus Christi, celebración que se repite este 30 y 31 de mayo
Desde esa perspectiva, la aplicación de la ley del mínimo esfuerzo no solo era una opción sino una necesidad, más aún cuando las jornadas previas fueron intensas. Tres días de puro andar descubriendo lagunas y abras, durmiendo en carpas y alimentándose a la vera de los caminos que cruzan los dominios del Salkantay, para internarse luego en la frondosidad montañosa de Santa Teresa (La Convención).
Hasta ahí nomás llegó su aventura. Otros viajeros se irían andando a Machu Picchu, pero él no, tenía que volver al Cusco para dormir, despertarse y hacer tiempo toda la mañana, abocado a actividades ajenas a la fatiga. A lo mucho daría un par de vueltitas por la plaza Mayor, con la esperanza de engatusar, perdón embelesar, digo compartir experiencias con una turista solitaria.
Total, años atrás un fogueado 'brichero' le vio pasta para ese abnegado e incomprendido 'oficio'. Les cuentas de tus viajes y listo, auguró su éxito aquel galán andino. Nunca le hizo caso y la mayoría de las veces asumió una actitud de zombi cuando tuvo la oportunidad de poner en práctica dicho consejo. Quién sabe si en esta ocasión se atrevería a romper el hielo con un mal pronunciado hello.

A la calle entonces para abordar relajadito el bus hacia su destino gris, aunque en estos tiempos de clima enloquecido, el sol como que se resiste a abandonar la capital... pero esa es otra historia. La de hoy, la de ahora, tiene que ver con su intención de abandonar su vocación de muerto viviente. Solo así comprobaría si era verdad lo que le dijo ese gurú de las relaciones internacionales.
Qué contar, qué decir, cómo empezar. Ah, si fuera una crónica o una conversación en línea no tendría problemas. En ambas situaciones las palabras fluyen indetenibles como las aguas del río Vilcanota, pero hablar era otra cosa y romper el hielo no es lo suyo. Vamos, tranquilo, recuerda que quieres relajarte, musitaba como un poseso, mientras se dirigía a la plaza San Francisco.
Fue allí donde todo empezaría a desmoronarse y no precisamente por un rechazo prematuro. Ni a eso llegó por culpa de varios santitos y vírgenes que lo hicieron reflexionar y comprender que él no era una aprendiz de 'brichero', era un periodista de las rutas que no podía estar en modo coquetón, cuando en el centro cusqueño se vivía una de las mayores celebraciones religiosas del Perú andino.

Pero él que no quería sacar la libreta ni la cámara, solo buscaba matar el rato relajadamente, sin tener que enfocar ni apuntar nada, salvo -quizá, tal vez, quién sabe- el correo o el whatsapp de una o varias señoritas; pero eso es ya un imposible por culpa de esas imágenes que desde hace siglos abandonan sus iglesias y sus barrios cuando en la antigua capital incaica se celebra el Corpus Christi.
Caballero. Ya fuiste. Te venció el llamado de la tradición y la costumbre, el aroma provocador del contundente y variado chiriuchu, el platillo típico de esta fiesta que varias mamitas ofrecen dispendiosas en San Francisco. Te ganaron las ansias de hacer fotografías a los santos y vírgenes llevados en andas por decenas de devotos que se esfuerzan, que sufren, que apenas pueden con tanto peso.

Al diablo el descanso, lo dijiste bajito para no incomodar al elegante San Jerónimo, que se protege del sol con un amplio sombrero. Cambio de planes, pasarías tus últimas horas acompañando procesiones, fotografiando danzantes y músicos, enterándote que son 15 las imágenes que avanzan hacia la Catedral. Allí pasarían la noche. Allí se reunirían con Taytacha Temblores.
Y dicen que ellos conversan cuando se quedan solitos. Quizás hablen de la ciudad y sus problemas, de los pecados que se cometen en estos tiempos, de lo mucho que los quieren sus devotos. Tal vez solo se quedan en silencio, como le ocurre al periodista que ya abandonó a San Jerónimo, que ya está cerquita de Santa Bárbara, las veces que ha tratado de ser una especie de casanova de los caminos.

Así, de santo en santo y de virgencita y virgencita, arribó a la plaza Mayor. Movimiento, música, altares que cobijan a todas las imágenes del Corpus Christi. Y las andas llegan a la Catedral. Y ves al apóstol Santiago blandiendo su espada y jineteando un caballo blanco, a San Cristóbal con su poncho y su bolsita artesanal, a Santa Ana y a la Virgencita de los Remedios con sus niños Jesús en brazos.
Te traiciona el tiempo. Tienes que irte. Un bus te espera en el terminal. Veintitantas horas para tratar de recuperar las fuerzas perdidas en el Salkantay, las fuerzas que no pudiste recuperar en el Cusco por culpa de los devotos y los danzantes, de los músicos y las mamitas del chiriuchu. Ellos estropearon tu plan. Ellos confabularon para recordarte que no eres un 'brichero' sino un periodista, siempre un periodista.

Infodatos
- Corpus Christi: en esta fiesta se celebra a la eucaristía o cuerpo de cristo, para reafirmar la presencia del hijo de Dios en dicho sacramento.
- Sincretismo: a diferencia de otros lugares donde solo el Santísimo sale en procesión, en la antigua capital del Tawantinsuyu son paseados en andas los patrones de los distintos barrios. Se cree que antes de la llegada de los españoles, los incas tenían la costumbre de sacar a las momias (mallquis) de sus antepasados. Ese sería el origen del actual Corpus Christi.
- Las imágenes: San Antonio, San Cristóbal, San Sebastián, Santa Bárbara, Santa Ana, Santiago Apóstol, San Blas, San Pedro, San José, Virgen de la Natividad, Virgen de los Remedios, Virgen Purificada, Virgen de Belén, Virgen de la Inmaculada Concepción
- Cuándo: miércoles 30, entrada del Corpus Christi; jueves 31, solemnidad del Corpus Christi. Ambos días se realizará el Festival Gastronómico del Chiriuchu.
- Típico: el chiriuchu es el potaje por excelencia del Corpus Christi y de las fiestas del Cusco que se realiza en junio. Este ají frío o picante frío (su nombre en español), contiene una gran variedad de ingredientes, como algas marinas, cuy, hueveras, charqui, papas, torrejas de maíz, queso, rocoto y gallina.
- Salkantay: este nevado de la cordillera Vilcabamba es uno de los apus cusqueño. Tiene una altitud de 6264 metros.
Fotos y texto: Rolly Valdivia
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